Los bibliotecarios, que trabajamos con información, sabemos de la importancia que tiene la información veraz, pertinente y oportuna. Es por eso, que ante el avance de la pandemia de influenza A, la desinformación producida tanto por ciertos medios de comunicación como por el gobierno (desinformación que afortunadamente por estos días se está revirtiendo), provocó que muchos bibliotecarios no sólo hayan manifestado su preocupación, sino que se hayan ocupado del asunto, contribuyendo en frenar la circulación del virus AH1N1, difundiendo información para frenar el pánico y para que no se tomen las medidas equivocadas por la desorientación.
Pero hay otro virus, uno que no tiene tanta prensa, mucho más peligroso, al que hoy podríamos llamar el virus micheletti, o gorileti, o como usted quiera llamarle, que perjudica a todos los habitantes de un país entero, de una sola vez, y provoca la terrible enfermedad del golpe de estado. Este virus, que el pasado 28 de junio apareció en Honduras, igual que el de la influenza A, también se ha transformado o mutado, porque para poder penetrar en los países, es capaz de introducirse en nombre de la constitución, carta magna de un país, atacando a la democracia. Le quita a todos sus habitantes sus derechos fundamentales, provoca miedo, desinformación, censura, desaparecidos y muerte.
El virus que provoca golpes de Estado también es pandémico. En el siglo pasado, comenzó en un país, y en pocos años atacó a otros países de Latinoamérica. Como sabemos, en Argentina fue devastador. Hace poco más de un cuarto de siglo, pudimos erradicarlo, y la democracia de a poco fue curando las profundas heridas que dejó.
Para evitar la entrada del virus, contamos con anticuerpos como la solidaridad, el respeto por otras opiniones, la conciencia social, y el conocimiento de los valores que apoyan la democracia, como los derechos humanos. Debemos fortalecer día a día estos anticuerpos, entre todos y desde cada uno de nosotros, desde nuestra misión en la vida, desde nuestro trabajo cotidiano, fortaleciendo la democracia, para que nunca más un golpe de estado nos enferme.
Ante el virus micheletti, los bibliotecarios podemos tomar la misma actitud que ante el virus AH1N1, y crear o fortalecer los anticuerpos para no dejar entrar la pandemia de los golpes de estado. Podemos considerar como parte de nuestro trabajo tratar de frenar este virus, mediante la difusión de información para fortalecer la defensa de la democracia. Para eso, los bibliotecarios debemos conocer a fondo y difundir el derecho a la libre expresión y a la información, que permiten el acceso al conocimiento de los demás derechos fundamentales, y fortalecen la diversidad y la actitud crítica, sustentos de la democracia.